Lo ideal es que las joyas que utilicemos contrasten con el color de nuestro vestido y maquillaje y ayuden a realzar nuestra figura con su especial toque de brillo y coquetería.
El conjunto necesario se compone de un collar y un par de pendientes. Prefiero estos a los aretes porque se lucen con todos los peinados. Si bien las perlas son muy elegantes, pueden pasar desapercibidas, sobre todo cuando llevamos el cabello suelto.
Tanto en el caso de los pendientes como en el del collar, el tamaño es un factor imprescindible para una buena elección. Los pendientes tienen que ajustarse a la forma del rostro. Por ejemplo, a un perfil triangular no le favorecen los que son muy largos. Y lo contrario sucede con la cara redonda.
Si tenemos un “cuello de cisne” debemos sentirnos afortunadas porque podremos lucir todo tipo de collar, desde las más finas gargantillas hasta los entretejidos. Pero si somos más llenitas, lo más recomendable es usar cadenitas medianas con algún dije para estilizar la figura.
También hay otras opciones de joyas que funcionan como excelente complemento. Los brazaletes, los anillos y las populares tiaras nunca pasan de moda en el look de una quinceañera. Y no hay que gastar tanto para tener un juego completo. La bisutería nos saca de apuros con la elegancia y originalidad que toda buena alhaja debe tener.
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