sábado, 16 de octubre de 2010

Cómo debe ser nuestro discurso de Quince

Si el hecho de cumplir quince años es de por sí algo complicado, imagínense organizar su celebración en un evento del cual somos las principales anfitrionas.

Esto no sólo implica lucir un lindo atuendo. Sino tener mucha seguridad de nosotras mismas y una buena disposición a hacer que nuestros invitados se sientan casi o tan homenajeados como las dueñas del santo.

Pero la seguridad y el buen ánimo no sólo hay que sentirlos. También hay que inspirarlos. Y qué mejor que hacerlo a través de unas significativas palabras que expresen toda nuestra emoción y gratitud.

El discurso de los quince no es únicamente el de los padres y/o padrinos. Es sobre todo de las quinceañeras y suele ser una de las partes más esperadas de la reunión. Al menos por los que aprecian la formalidad típica de esta fiesta.

El problema para muchas -incluyéndome- es que aparte del pánico escénico, no tenemos ni la más remota idea de lo que vamos a decir, o por los nervios todo se borra de nuestras mentes “como por arte de magia”.

A pesar de lo que tradicionalmente nos aconsejan acerca de aprendernos con anticipación un discurso pomposo y al que no le falte la menor coma, creo que lo que se recuerda con mayor satisfacción es lo que digamos espontáneamente.

Con esto no quiero decir que la preparación no sea importante. Sino que la debemos abocar a imaginarnos el momento y la idea de nuestro discurso, aunque sin la presión de memorizarlo.

Por cierto, se trata de palabras sencillas y de corta duración (recuerden que luego viene el baile general que todos esperan con ansias) en las que digamos lo contentas que significa para nosotras cumplir quince años, lo contentas que nos sentimos por nuestra fiesta y a quién le agradecemos por haberla hecho posible: en primer lugar a nuestros padres y familia y luego a los invitados por su asistencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails