Es que los quinceañeros mantienen muchas de las tradiciones traídas desde las cortes europeas donde destacaba el glamour y la belleza de sus protagonistas. Y aunque en la actualidad tenemos mayor libertad para combinar las costumbres con nuestros propios rituales, siempre usamos elementos que nos convierten en el centro de atención.
Pero para que todo salga a la perfección, se requiere una gran dosis de trabajo y buena voluntad, comenzando por las propias dueñas del santo, que aparte de verse regias deben tener sus nervios bajo control y no decaer el entusiasmo bajo ningún motivo.
Lo que nos ayuda a estar siempre contentas es poner nuestro mejor esfuerzo y engreírnos como sólo las chicas sabemos hacerlo. El mejor consejo es preparar los detalles del ajuar y la decoración con seis meses de anticipación, a fin de que si surgen cambios podamos adaptarnos a ellos sin hacer todo de nuevo.
Y en cuanto a nuestra apariencia, más vale que apartemos las citas con el estilista y diseñador con por lo menos tres meses de anticipación y paralelamente ensayemos el look que vamos a llevar el día de nuestro quince.
Personalmente, recomiendo usar cremas hidratantes y desmaquillantes (pero para nuestra edad, porque las de mamá pueden dañarnos el cutis). Y también protectores solares, aplicándolos diariamente y media hora antes de cualquier salida.
Así mismo, es imprescindible una alimentación rica en frutas y vegetales, sobre todo las que tienen vitamina E, como las frutas secas y betacaroteno, como la zanahoria, naranja y betarraga. Tampoco debemos olvidar beber dos litros de agua al día y en ayunas una copita de miel con limón para ayudar a aclarar la voz.
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