Para que todo fluya sin ningún problema, el tiempo es uno de los factores que mejor debemos controlar antes y durante nuestra fiesta de Quince. La mejor sugerencia es organizar con días de anticipación el cronograma por el cual se guiarán la ceremonia y las demás partes de la fiesta.
Si vamos a organizar una fiesta durante el día, la duración podría ser más prolongada que en una celebración nocturna, ya que incluirá almuerzo y hasta cena, por lo que podemos aprovechar toda la tarde e incluso hasta parte de la noche.
Contando la recepción, la ceremonia, el tiempo del banquete y el baile, la duración mínima de la fiesta podrá ser cinco horas. Lo bueno de un evento de “largo aliento” es que podemos programar algunas dinámicas o juegos con la familia e invitados para que resulte más entretenido y salga fuera de lo común.
En cambio, si planeamos una fiesta por la noche hay que tener en cuenta que las actividades programadas para la ocasión deben restringirse a un horario más limitado, de modo que la ceremonia, el banquete y la fiesta propiamente dicha no cansen a los asistentes. Además, mientras más tarde empiece la fiesta, el tiempo destinado para el baile durará menos.
Si en caso nuestro quinceañero va a ser de un corte clásico y muy elegante, la hora promedio en la que los invitados suelen retirarse variará entre las 2 a.m. o 3 a.m. Tomando en cuenta esto, una buena hora de inicio será a las 10p.m. como máximo.
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